5 de agosto de 2016

No existes


Abrí los ojos. Todo era oscuridad. Densa y completa oscuridad. ¿Había realmente abierto los ojos?

Estiré mis manos. En realidad quise hacerlo y no pude. Algo las sujetaba. Enfoqué mi cara, sentí una textura rugosa que la cubría.

¿Qué sucedía? ¿Dónde estaba?

Quise gritar. No pude. Otra textura, algo más suave envolvía mi boca.

¿Mis piernas? Logré moverlas pero no separarlas para ponerme de pie. Estaban unidas.

Forcejeé en el vacío, gasté gran parte de mi escasa energía en un inútil intento de soltarme.

Estaba atada a la nada. Una nada maciza.

Banda de Sonido: No existes - Soda Stereo

4 de agosto de 2016

Jugo


Finalmente, tras innumerables intentos con igual cantidad de incontables fracasos, Marcelo logró que aceptara salir con él en algo parecido a una cita. No sé bien que motivó mi cambio de postura, si su perseverancia eterna, si me aburrí de rechazarlo o algo en mi mente se movió e hizo que mi boca pronunciara un "bueno dale" sin que mi mecanismo de numerosas cerraduras se accionara a tiempo.

Ese fue el principio del fin. O el fin de mis principios solitarios.

No pasaron muchas salidas que ya nos habíamos besado. A diferencia de mi encuentro con Soledad donde todo había sido puro vértigo e instinto, con Marcelo las cosas eran más tranquilas, siempre priorizando mis tiempos y deseos pero sin aflojar ni medio centímetro en su objetivo.

Unas semanas y ya éramos novios formales.

¿Qué sucedía conmigo? Muchas veces me lo preguntaba pero intentaba no enredarme demasiado en cuestionamientos, por primera vez estaba logrando aceptar un amor que me daba tranquilidad. ¿No era eso al fin y al cabo lo que muchas perseguían y deseaban?

¿Pero yo que deseaba realmente? O ¿mi yo perdida que deseaba antes de ser ésta de ahora?

Basta! Me repetía una y otra vez para alejarme de mis fantasmas y mis reparos.

Así pasaron los meses y a medida que transcurrió el tiempo fui logrando relajarme bastante y aceptar mi nueva situación de vida. Comencé a apreciar y a disfrutar la compañía íntima de Marcelo, nuestras salidas a cenar, al cine o teatro, incluso a pequeñas reuniones sociales con su círculo más íntimo (luego de mi gran interpretación psicótica evitamos las grandes fiestas).

Mi cuerpo fue el primero en interpretar mi nuevo papel de novia. Mi piel aprendió a sacudirse con las yemas de sus dedos, mis poros a sentir su cálido aliento, mis labios a recibir la humedad de los suyos, mi olfato a disfrutar su aroma, mis manos a recorrer sus protuberancias, mi tacto a conocer sus rincones, mi gusto al sabor de su deseo, mi cintura al poder de sus brazos, mi cuello al roce de sus suspiros, mis oídos al canto de su éxtasis, mi vulva a abrazar su virilidad.

Luego fue el turno de mi mente. Ese toro salvaje que no se dejaba domar. Este proceso fue arduo y extenso, cuando la visitaba comenzaba a notar ciertas e imperceptibles nuevas suavidades. El paisaje árido de mi cerebro comenzaba a mutar de forma casi invisible para la mirada de un extraño pero yo había aprendido a observarlo detenidamente y podía descubrir ese proceso. Si bien era incipiente noté que también era irremediable y que lo mejor era entregarme a él.

Así fue como cuerpo y mente interpretaban a diario el papel de pareja y como yo comenzaba a construir nuevos cimientos ya no sólo individuales. El entrenamiento intensivo hizo que la flamante maquinaria se aceitara casi sin inconvenientes y pasado un año lograra incluso sentirme cómoda y hasta llegara a disfrutar de mi nuevo rol.

Pero ¿y el espíritu? En el fondo recóndito de mi ser ¿amaba a Marcelo?

Banda de Sonido: Jugo - Illya Kuryaki & the Valderramas

31 de julio de 2016

Paralyzed


Para mi sorpresa, Marcelo no se alejó luego del incidente.

Cualquier persona normal debería haberse enojado aunque sea un poco pero no, él siguió cerca mío como si nada. Tal fidelidad me descolocaba, si bien había aceptado su inexplicable adoración hacia mí esto ya me parecía demasiado. No sabía bien qué hacer ni cómo comportarme ante su acecho, porque llegado un punto sentía eso. Acecho.

Ese hombre que era un completo desconocido hasta hace un año ahora formaba parte de mi vida en forma de una presencia constante con un cuidado asfixiante. Y yo ya era capaz de valerme sola. No sé si mi pensamiento era egoísta pero sí era honesto.

Sin embargo era incapaz de enfrentarlo y decírselo. Intenté un par de veces y al tenerlo frente a frente me paralizaba.

Lo extraño es que no era por compasión o por sentirme una hija de puta ante quién me había protegido todo este tiempo. No, era otra cosa. Algo que invadía mis entrañas, que en el instante de abrir la boca para expresar mi hastío congelaba todo mi interior dejándome inmóvil por completo.

Genial, no sólo no lograba resolver nada de lo que venía elaborando sino que sumaba nuevos interrogantes sobre mi comportamiento.

Banda de sonido: Paralyzed - Brian Welch

27 de julio de 2016

Anthropology


Los días siguientes volví a encerrarme en mi mente. Las noches a la luz de la luna cobraron nuevamente protagonismo y me ausenté del mundo real.

En el trabajo dije estar enferma y me tomé unos días y a Marcelo esperaba no verlo por un tiempo después de lo sucedido así que era libre de pasar las horas autoencarcelándome en mi maldito y traicionero cerebro.

Así luego de varios viajes al desierto de lo conocido, una noche me pareció vislumbrar algo nuevo. ¿Nuevo? ¿O sería algo viejo de mi antigüo ser que por primera vez se revelaba ante mis ojos? Tal vez el reciente episodio había destrabado algo en mi comatosa memoria.

Lo cierto es que eso nuevo/viejo se apareció ante mí con una forma punzante y rígida, largos brazos puntiagudos sobresalían de un cuerpo macizo y deforme. A simple vista resultaba atemorizante, parecía estar hecho para ahuyentar amenazas convirtiéndose en una amenaza mayor. Estaba diseñado para una defensa infranqueable. Me acerqué a tocarlo y una descarga eléctrica me arrastró afuera.

Sacudí mi cabeza, estaba otra vez en la realidad de mi hogar, sentada en el piso y apoyada en un rincón al abrigo de la claridad lunar. Mi mente acababa de expulsarme, el sistema anti ataque que alguna vez parecía haber desarrollado me protegía inclusive de mí misma.

Pero si quería ir más allá y averiguar que había generado semejante nivel de paranoia defensiva tendría que hallar el modo de penetrar mis propias defensas. Una vez más mi mente era mi mayor enemigo y principal obstáculo hacia alguna de las verdades ocultas en el jeroglífico de mis recuerdos.

Banda de sonido: Anthropology - Charlie Parker

23 de julio de 2016

Du hast


Esa noche fuimos a una fiesta invitados por un conocido de negocios de Marcelo. Ni bien entramos a la opulente mansión de las lomas sanisidrenses me sentí incómoda y fuera de lugar. Más aún, sentí que un extraño odio y malestar nacía en mi vientre. No sabía cuál era el motivo preciso, si la exhibida riqueza innecesaria o las caras extrañas y recelosas que volteaban a observarme a mi paso, pero lo cierto es que el enojo se apoderaba de mi cuerpo.

Intenté dominar mis impulsos y así sonreí forzada a cada uno de los ilustres burgueses que Marcelo me presentaba a cada decena de pasos. La noche transcurría dentro de parámetros normales y yo estaba satisfecha con el dominio que estaba logrando ejercer sobre mi cerebro que me pedía imperiosamenre sangre. Parecía que estaba transformándome en la protagonista de un cuento de vampiros, aunque en realidad no quería saciar una sed sanguinaria sino golpear fuerte y repetidamente al primero que cruzara delante mío.

Pero en un momento sentí que no podría aguanter el impulso, me excusé y fui rápido al baño. Me encerré y viajé instantáneamente a mi cerebro. La oscuridad cubría absolutamente todo. No era sólo visual, podía tocarla, sentir su espesor, la densidad negra del odio que dominaba y cubría por completo mi desértica mente.

También oí un silencio ensordecedor que estremeció cada uno de mis átomos. Hacía calor, un calor insoportable pese a ser una noche de invierno pero dentro de mi cerebro las cosas ardían. En vez de sentirme incómoda o aterrada en ese ambiente donde era imposible respirar sin sofocarse, abracé la rabia que ya dominaba mis partículas y cedí a la furia incontrolable del odio.

No tengo idea cuánto tiempo estuve en el baño pero varios golpes en la puerta me arrancaron violentamente del ensueño de fuego y destrucción. Me sentí ultrajada, quería salir a matar. El ostracismo mental que me protegía acababa de ser violado en el momento de mayor aversión en mis venas.

Me incorporé furiosa, abrí la puerta con una violencia inusitada y vi el rostro desencajado de Marcelo que me observaba aterrado. Embestí contra mi... ¿mi qué? ¿Qué mierda es mío? Iracunda, lo empujé con todo el odio acumulado durante una existencia desaparecida y él, sorprendido, retrocedió sin control y trastabilló cayendo por una escalera que desembocaba en el núcleo de la reunión. Decenas de cabezas giraron para observar la dantesca escena que sucedía ante sus ojos. Mientras, el desprecio hacia todos encauzado en Marcelo, en vez de apaciguarse sólo crecía vertiginosamente brotando por mis manos que ya no parecían pertenecerme y que, como si tuvieran un tema pendiente con Marcelo, tomaron una botella que terminó rompiéndose en su cabeza antes de que alguien pudiera reaccionar para impedírmelo.

Un hilo de sangre brotó de su frente y los alaridos de las señoras de la alta sociedad ocultaron mi propio grito hacia mi víctima: Hijo de puta! Corrí hacia la puerta y salí huyendo de ese espantoso lugar y de algo más.

Huía de mí misma. ¿Quién era realmente yo?

Banda de sonido: Du hast - Rammstein

22 de julio de 2016

Lost memory


De golpe y sin poder precisar cuánto tiempo había estado encerrada en la oscuridad, la niña vió como una tormenta de luz inundaba sus ojos. La abuela había llegado tal como le había prometido su mamá, las cosas volvían a la normalidad.

La llevó a su casa a dormir ese día que, sin que ella supiera, sería el primero del resto de su infancia/adolescencia. Si bien no tenía conciencia de lo sucedido, acababa de experientar el primer gran quiebre de su vida que sólo sería una muestra casi absurda al lado del que sufriría años después.

Transcurrió el resto de su escolaridad sin mayores sobresaltos hasta convertirse en una joven estudiante universitaria pero sólo ella sabía que una parte suya había quedado perdida para siempre en aquel placard juntos con sus padres a quiénes nunca más volvió a ver.



Dieciocho años después aquella niña, ya transformada en adulta, volvería es estar encerrada, esta vez en una situación completamente distinta. Pero ella lo ignoraba en ese entonces y tampoco lo sabría después ya que le sería imposible recordarlo.


Banda de sonido: Lost memory - Boris Brejcha

8 de junio de 2015

Día común - Doble vida


Luego de la inesperada aparición de Marcelo me sentí profundamente culpable, un desconocido y nuevo sentimiento en mi nueva vida. Decidí abandonar mi retiro estival y volver a la ciudad junto a Marcelo para devolverle algo de lo que me había dado.

Consideré doloroso pero necesario despedirme del maravilloso mundo de Soledad y desprenderme del egoísmo que me había hecho encerrar en la inmensa soledad de mi mente. No sin dudarlo, ya que temí perder ese contacto con mi interior y el progreso que, si bien no era tangible, yo sentía estaba logrando en la reconstrucción de mi persona.

No sé si fue el hecho de encontrarme en la entrepierna de una mujer o el haberse descompensado por ello o mismo mi desmayo posterior, pero lo cierto es que Marcelo abandonó su postura de observador inmóvil para demostrar clara y abiertamente sus sentimientos hacia mí.

En un principio me mostré reacia, si bien había decidido volver con él y dejar atrás el mar tampoco iba a poder entregarme fácilmente a su predicado amor, mucho menos cuando yo recién podía apenas comenzar a sentir piedad y un incipiente cariño hacia mi ser partido.

Así transcurrieron varios meses, bailando juntos pero separados la danza de la seducción imperfecta.

En ese tiempo me reinserté en la vida laboral, un poco por obligación y otro motivada por la intriga de qué me generaría una actividad rutinariamente normal. Conseguí un puesto de secretaria en un estudio de abogados gracias, cuando no, a la influencia y los contactos de mi mecenas/pretendiente. Por supuesto que no tenía idea de cuáles serían mis funciones ni de como funcionaba un estudio legal. Pero descubrí que contaba con una asombrosa capacidad de aprendizaje y en pocos días ya manejaba mis funciones satisfactoriamente.

La actividad diurna, más verme asiduamente con Marcelo redujo mis escapadas nocturnas a mi mente, pero eso era algo que jamás me abandonaría por completo. De hecho, obligada por las circunstancias, desarrollé el método para ir y venir fugazmente en cualquier momento y lugar en busca, ya sea de paz o de refugio.

Así en plena actividad laboral, desbordada por algún momento de demanda extrema, volaba a esconderme un rato en mi cerebro.

En ese ejercicio diario comencé a construir los cimientos para los recuerdos de mi nueva vida. Puse mi accidente como la piedra dolorosamente necesaria para la fundación de este nuevo ser, la hospitalización como los primeros pasos y así fui adhiriendo ladrillo tras ladrillo buscando crear la edificación más fuerte jamás vista por el hombre, una tan grande y poderosa que ni el mayor golpe del destino pudiera destruir.

También seguí intentando reconstruir lo que alguna vez debe haber sido un rancho frágil y de paja del que no quedaban ni los escombros, transformando dicha tarea en ciclópea y a primer golpe de vista inútil. Pero mi vista no era nada simple sino todo lo contrario así que poco a poco logré rescatar algunas de las pajas perdidas por el extenso desierto de mi memoria.

Mis días se repartían entonces entre el ejercicio de acostumbrarme a llevar una vida supuestamente normal para los cánones de la sociedad en la que desarrollaba mis tareas laborales, pagaba mis impuestos, aceptaba las salidas con Marcelo y hacía todo con mi mejor máscara acorde al papel que requería interpretar cada circunstancia. Sólo en la intimidad de mi mente me desnudaba y mostraba mi verdadera esencia, me abría por completo a mis escasos e imperceptibles fragmentos de memoria que encontraba desperdigados por ahí.

Rutina hacia afuera, aventura hacia dentro.

La doble vida de Luna.


Banda de Sonido: Día Común - Doble Vida - Soda Stereo

5 de junio de 2015

Tras las sierras


La tarde transcurría plácidamente al borde del río. Los chicos chapoteaban jugando con su padre mientras yo entrecerraba los ojos sumergiéndome en mi mente y disfrutaba de la calidez adquirida tras años de lucha.

Mis nuevos recuerdos creaban un imponente y creciente edificio en construcción en el horizonte de mi cerebro cuyo contraste ante el pequeño y antigüo ranchito reconstruido tras años de esfuerzo despertaba en mí una mezcla casi exacta de orgullo y resignación. Sabía que probablemente jamás lograría que el pequeño hábitat de mi pasado tomara otra forma más que esa triste y deshilachada vivienda carcomida por el tiempo y el impacto del destino, pero entonces enfocaba mi vista en la fuerte, moderna y pujante edificación que aumentaba su tamaño dia a día, vivencia a vivencia, y me dejaba envolver por la hermosa sensación de lo adquirido con la firme voluntad de seguir adelante.

Me eyecté de mi mente y volví a la realidad. Me incorporé y caminé bajo la sombra protectora de las sierras hacia el encuentro de Marcelo y mis hijos.


Banda de Sonido: Tras las Sierras - Caligaris

11 de marzo de 2010

Tu recuerdo


Lo primero que vi fue una imagen conocida de mi llanura cerebral. La recordaba árida, espinosa e inhóspita. Ahora, algo difería de aquella desapacible visión, me parecía ver algo nuevo, diferente. Algo cálido, agradable, pero casi imperceptible. Abandoné el resto de mis sentidos para sólo concentrarme en el visual, reenfoqué y comencé un lento scanneo por la corteza superficial.

Efectivamente mi mente había cambiado. A pesar de parecer la misma a simple vista, luego de observarla con detenimiento, minuciosidad y precisión podía notar que en varios de los huecos remarcados por hondas cicatrices había aparecido una delicada suavidad que luchaba por limar los ásperos bordes de sus precipicios. Pequeñas y delicadas formas ganaban terreno y modificaban mi masa encefálica, casi podía verlo mientras sucedía.

Una grata sensación de bienestar me invadió al percibirlo, una mueca de felicidad se dibujó en mi interior, casi la primera en mucho tiempo.

Dejé que la incipiente dicha me invadiera y me permití regocijarme en ella.

Y mientras flotaba en el mar de la tranquilidad, desde el horizonte más lejano comenzó a acercarse velozmente una catarata de minúsculas y breves imágenes, que al acercarse cobraban luz y color por un segundo, para luego de ese ínfimo descanso, seguir su camino hacia el extremo opuesto de mis cavidades oculares.

No podría asegurar cuánto duró la proyección, la sentí casi infinita pero al mismo tiempo sé que duró sólo unos instantes. Y cuando estaba por terminar la velocidad disminuyó de golpe, dejándome ver un fragmento clave de la película.

Y ahí estaba yo, antes. Tardé en reconocerme pero era yo. Yo hace un tiempo, un par de años atrás, todavía inmaculada. Me vi de espaldas. Mi vista, como si fuera la cámara, me ofrecía una visión cenital. Comencé a descender y a rodearme buscando mi rostro, mi pelo negro y largo lo cubría. Estaba cabizbaja, mirando el suelo. Bajé entonces la cámara para lograr un plano en contrapicada y así poder verme. Acerqué el foco hasta un primerísimo primer plano y entonces mi ser pasado levantó la vista hacia la lente. Percibí su mirada sobre la mía, no observaba una cámara, me miraba a mí, ella sabía que yo estaba ahí, observándola.

Noté su gran desdicha, su corazón herido provocándole una inmensa pena. Intentaba transmitirme algo a través de la pantalla, algún conocimiento útil para mi vida, algo que ella sabía pero yo no podía recordar. Me esforcé por conectarme con ella, y poco a poco sentí que mi ser me abandonaba para atravesar la lente y fundirse con mi yo pasado. No sé cómo pasó pero de repente mi conciencia dio un salto temporal y me situé del otro lado de la proyección, ahora me veía a mí misma pero desde el otro extremo. Yo era la del recuerdo y la del otro extremo del film la del presente.

Entonces un remolino de dolor inundó mis sentidos, una infinita tristeza sacudió mi cuerpo como si una increíble ráfaga de viento golpeara un indefenso y solitario junco partiéndolo al instante con su fuerza. Rápidamente el recuerdo se hizo carne en mi persona, no desde la imagen ni la razón, sino desde el puro sentimiento. No tenía información sobre lo que me había destrozado de tal manera pero sí supe que era algo relacionado con los vínculos humanos. Lo supe en mis entrañas, como un conocimiento ya adquirido desde la experiencia vivida, no recordaba haberlo vivido pero sí sabía que lo había hecho.

Una alarma se encendió en ese momento, un presagio que intentaba advertirme sobre el peligro que implicaba relacionarme íntimamente con otros seres humanos. Sobre el enorme suplicio que ya había sufrido por el abandono de alguien muy amado.

Cerré los ojos ahogada por la angustia que estaba experimentando, cuando sentí que una mano agarraba mi brazo y me arrastraba violentamente. Atiné a abrir mis párpados para ver lo que estaba sucediendo y me encontré con el rostro desencajado y asustado de Marcelo.

Banda de sonido: Tu recuerdo - Ricky Martin

8 de marzo de 2010

Discovery



Afortunadamente el destino terminó rápido su oscura broma y Marcelo se recuperó enseguida. Según los médicos sufrió una descompensación fruto de una fuerte emoción provocada probablemente por un disgusto sorpresivo y repentino. Se quedó unas horas para los exámenes y chequeos de rutina y pronto fue dado de alta.

Lo llevé a la casa, lo obligué a descansar y lo dejé durmiendo. Salí a caminar un rato para despejarme e intentar darle algún orden a mis anárquicas ideas.

Fui –instintivamente y sin notarlo- directamente hacia la playa, caminé sin rumbo fijo durante mucho tiempo absorta en mis pensamientos, perdí por completo la noción tiempo y espacio y de golpe me encontré en un desconocido e inhóspito lugar, rodeada de árboles que daban comienzo a un extraño bosque. Repentinamente un escalofrío recorrió mi espalda mientras casi instantáneamente un horrible sonido llegaba a mis oídos provocando que en mis entrañas naciera y creciera en forma simultánea un profundo y espantoso temor que invadió mi existencia en pocos segundos.

Sin detenerme a reflexionar, giré sobre mis pies y comencé a correr huyendo de aquel desagradable sitio. Fue entonces cuando me percaté de la gran distancia que acababa de recorrer, recordé que había dejado solo a Marcelo y aceleré mi carrera.

Varios minutos después, llegué agotada a mi casa para descubrir que Marcelo continuaba durmiendo en forma absolutamente imperturbable. Me senté a recuperar el oxígeno y sentí la urgente necesidad de recurrir a alguien.

Una vez recuperada, emprendí el camino que me separaba de la casa de Soledad.

Al llegar ella estaba preparándose una infusión y al verme sonrió, mientras se acercaba a abrazarme.

-Cómo estás? Qué pasó? Está bien? –me preguntó.

La miré un poco aturdida y fue entonces cuando un flash atravesó mi mente con la imágenes de todo que había pasado aquella noche. El sexo interrumpido, el desmayo de Marcelo, la visita urgente al hospital, la espera y la caminata. Soledad no sabía nada desde la interrupción a nuestro coito.

-Sí, sí, está bien, está en mi casa descansando. No fue nada –le respondí agitada.
-Y vos, cómo estás con todo esto?
-No sé, un poco desorientada aún, no entiendo mucho. No sé por qué le pasó eso?
-A ver si te puedo ayudar, vení, sentémonos acá, te preparo algo y me contás todo.

Desde que conocí a Soledad, estuve absorta con el descubrimiento de su mundo literario primero y luego con nuestro universo sensorial. Nunca –mas allá de narrarle algunas cosas de mi accidente- le había contado nada sobre Marcelo, por ende ella no sabía nada sobre él. Le expliqué todo lo relacionado a nuestra relación, le conté sobre las numerosas veces que me ayudó y como sucedieron las cosas durante el último año. Le dije también que yo me había olvidado completamente que aquella noche se cumplía un año exacto de mi accidente y que seguramente él había venido desde Buenos Aires a sorprenderme y a festejar mi recuperación.

-Bueno, es lógico que habiendo llegado con la idea de sorprenderte, el haberte encontrado con la cabeza entre las piernas de otra mujer lo haya sorprendido a él, más cuando desconocía mi existencia y te suponía sola. Eso explica una fuerte emoción provocada por la sorpresa, no sé si tanto como para desmayarse pero sí seguro fue algo fuerte para él. –me dijo.
-Sí, pero justamente lo que no entiendo es por qué el desmayo, la conmoción? –le pregunté.
-No sé, no lo conozco como para saber sus creencias, sus ideas sobre la vida y las relaciones humanas. Por lo que me contaste evidentemente tiene buen corazón y se interesa por las personas, por lo menos por tu persona. Pero quizás no comparta la idea que dos mujeres estén juntas, quizás es religioso y le repugna tanto la idea que ver algo así le causó el shock.
-Sí –le respondí dudando- es una posibilidad, aunque la verdad es que nunca me dijo nada ni noté nada que me haga sospechar que piensa así, no sé, no estoy segura.
-También puede ser que sienta algo por vos, no lo pensaste? –me preguntó.
-Qué?!! –contesté sobresaltada.
-Es algo muy posible, vos sos una mujer hermosa, él es un hombre y te encontró en un momento de gran debilidad, te ayudó, te protegió y te respaldó para que pudieras ir reencontrándote con vos misma, es muy probable que todo eso le haya despertado sentimientos diferentes a la amistad hacia vos.
-No, no, no creo que sea eso tampoco. Nunca me dijo nada.
-Pero, no te das cuenta que no es necesario que te dijera algo para que eso pase. Muchos hombres son tímidos o se sienten inseguros para decirlo, o quizás tienen miedo de que al decirlo la otra persona no sienta lo mismo y pierdan el lazo que los une, que si bien no es el que desean, al menos es el que les permite está cerca dela persona que aman.
-No, no, me niego a pensar eso –le grité violentamente mientras me incorporaba yéndome hacia la puerta.
-Esperá, no te vayas, calmáte –me pidió.

Pero yo ya no oía nada, nuevamente la cabeza me daba vueltas y un sordo aturdimiento se apoderaba de todos mis sentidos. Alcancé a salir a la calle antes de que una inmensa oscuridad cubriera velozmente mi visión primero y luego mi conciencia.

Banda de sonido: Discovery - Stratos