8 de marzo de 2010

Discovery



Afortunadamente el destino terminó rápido su oscura broma y Marcelo se recuperó enseguida. Según los médicos sufrió una descompensación fruto de una fuerte emoción provocada probablemente por un disgusto sorpresivo y repentino. Se quedó unas horas para los exámenes y chequeos de rutina y pronto fue dado de alta.

Lo llevé a la casa, lo obligué a descansar y lo dejé durmiendo. Salí a caminar un rato para despejarme e intentar darle algún orden a mis anárquicas ideas.

Fui –instintivamente y sin notarlo- directamente hacia la playa, caminé sin rumbo fijo durante mucho tiempo absorta en mis pensamientos, perdí por completo la noción tiempo y espacio y de golpe me encontré en un desconocido e inhóspito lugar, rodeada de árboles que daban comienzo a un extraño bosque. Repentinamente un escalofrío recorrió mi espalda mientras casi instantáneamente un horrible sonido llegaba a mis oídos provocando que en mis entrañas naciera y creciera en forma simultánea un profundo y espantoso temor que invadió mi existencia en pocos segundos.

Sin detenerme a reflexionar, giré sobre mis pies y comencé a correr huyendo de aquel desagradable sitio. Fue entonces cuando me percaté de la gran distancia que acababa de recorrer, recordé que había dejado solo a Marcelo y aceleré mi carrera.

Varios minutos después, llegué agotada a mi casa para descubrir que Marcelo continuaba durmiendo en forma absolutamente imperturbable. Me senté a recuperar el oxígeno y sentí la urgente necesidad de recurrir a alguien.

Una vez recuperada, emprendí el camino que me separaba de la casa de Soledad.

Al llegar ella estaba preparándose una infusión y al verme sonrió, mientras se acercaba a abrazarme.

-Cómo estás? Qué pasó? Está bien? –me preguntó.

La miré un poco aturdida y fue entonces cuando un flash atravesó mi mente con la imágenes de todo que había pasado aquella noche. El sexo interrumpido, el desmayo de Marcelo, la visita urgente al hospital, la espera y la caminata. Soledad no sabía nada desde la interrupción a nuestro coito.

-Sí, sí, está bien, está en mi casa descansando. No fue nada –le respondí agitada.
-Y vos, cómo estás con todo esto?
-No sé, un poco desorientada aún, no entiendo mucho. No sé por qué le pasó eso?
-A ver si te puedo ayudar, vení, sentémonos acá, te preparo algo y me contás todo.

Desde que conocí a Soledad, estuve absorta con el descubrimiento de su mundo literario primero y luego con nuestro universo sensorial. Nunca –mas allá de narrarle algunas cosas de mi accidente- le había contado nada sobre Marcelo, por ende ella no sabía nada sobre él. Le expliqué todo lo relacionado a nuestra relación, le conté sobre las numerosas veces que me ayudó y como sucedieron las cosas durante el último año. Le dije también que yo me había olvidado completamente que aquella noche se cumplía un año exacto de mi accidente y que seguramente él había venido desde Buenos Aires a sorprenderme y a festejar mi recuperación.

-Bueno, es lógico que habiendo llegado con la idea de sorprenderte, el haberte encontrado con la cabeza entre las piernas de otra mujer lo haya sorprendido a él, más cuando desconocía mi existencia y te suponía sola. Eso explica una fuerte emoción provocada por la sorpresa, no sé si tanto como para desmayarse pero sí seguro fue algo fuerte para él. –me dijo.
-Sí, pero justamente lo que no entiendo es por qué el desmayo, la conmoción? –le pregunté.
-No sé, no lo conozco como para saber sus creencias, sus ideas sobre la vida y las relaciones humanas. Por lo que me contaste evidentemente tiene buen corazón y se interesa por las personas, por lo menos por tu persona. Pero quizás no comparta la idea que dos mujeres estén juntas, quizás es religioso y le repugna tanto la idea que ver algo así le causó el shock.
-Sí –le respondí dudando- es una posibilidad, aunque la verdad es que nunca me dijo nada ni noté nada que me haga sospechar que piensa así, no sé, no estoy segura.
-También puede ser que sienta algo por vos, no lo pensaste? –me preguntó.
-Qué?!! –contesté sobresaltada.
-Es algo muy posible, vos sos una mujer hermosa, él es un hombre y te encontró en un momento de gran debilidad, te ayudó, te protegió y te respaldó para que pudieras ir reencontrándote con vos misma, es muy probable que todo eso le haya despertado sentimientos diferentes a la amistad hacia vos.
-No, no, no creo que sea eso tampoco. Nunca me dijo nada.
-Pero, no te das cuenta que no es necesario que te dijera algo para que eso pase. Muchos hombres son tímidos o se sienten inseguros para decirlo, o quizás tienen miedo de que al decirlo la otra persona no sienta lo mismo y pierdan el lazo que los une, que si bien no es el que desean, al menos es el que les permite está cerca dela persona que aman.
-No, no, me niego a pensar eso –le grité violentamente mientras me incorporaba yéndome hacia la puerta.
-Esperá, no te vayas, calmáte –me pidió.

Pero yo ya no oía nada, nuevamente la cabeza me daba vueltas y un sordo aturdimiento se apoderaba de todos mis sentidos. Alcancé a salir a la calle antes de que una inmensa oscuridad cubriera velozmente mi visión primero y luego mi conciencia.

Banda de sonido: Discovery - Stratos

5 comentarios:

  1. Pero, luna... No te dabas cuenta que estaba enamorado de vos???

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  2. Creo que era bastante claro que tenía sentimientos fuertes hacia vos. Nadie hace todo lo que él hizo por vos por alguien que le es indiferente. No entiendo porqué te chocó tanto en su momento. Pero supongo que ya veremos.
    Beso! :D

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  3. Yo lo sospeché pero no estaba muy segura.
    Quiero saber que pasaaa!

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  4. ...(des)..., te juro que no me había dado cuenta!!!

    Madie, seguramente, hoy cuando lo leo obviamente está más que claro que algo le pasaba, pero en ese momento yo no entendía ni lo que me pasaba a mí!!!

    casi, sí, era obvio, para todos menos para mí...

    Guadita, pacienciaaaa...

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