1 de septiembre de 2009

Fusión


Recobré la conciencia activa y entendí, que como siempre, había perdido la noción temporal. La noche se alzaba en su esplendor sobre mi cabeza. Ya no lloviznaba. Incluso, las oscuras nubes habían cedido paso a un firmamento diáfano poblado de infinitas estrellas dominadas por una redonda y perfecta luna llena.
Me impresionó su enorme tamaño y pensé que si estiraba al máximo el largo de mi brazo y cada uno de mis finos dedos alcanzaría a tocarla. Su luminiscencia era aún más blanca que en mi departamento y me cubría por completo dándome una apariencia fantasmal.
Fantaseé con lo que podría pensar algún lugareño si pasara por la calle y contemplara a una joven de aspecto infantil, largo y lacio pelo negro, tan oscuro que contrastaba intensamente con una piel tersa y cristalina, cuya palidez -intensificada al límite por el efecto del baño lunar- transformaba su aspecto otorgándole una transparencia aterradora, creando así una magnífica ilusión espectral.
Imaginé a mi yo actual poniéndose de pie y separándose de mi cuerpo hueco para alejarse unos metros y poder observar a aquella inerte niña/mujer conformada en su totalidad por el vacío de una existencia borrada de golpe por el desprejuiciado e imprudente destino.
En el mismo instante en que giraba para mirarla, una poderosa corriente salió disparada de la débil figura y se dirigió directamente hacia mí, impactando con toda su fuerza en mi pecho y causándome un estremecimiento tan grande que paralizó cada molécula de mi alma. Estuve tratando de recuperarme del shock durante un interminable lapso y cuando al fin lo logré, posé la mirada en mi otro yo.
Lo que ví entonces me causó tanta tristeza que tuve que hacer un gran esfuerzo para no largarme a llorar eternamente.
Sin embargo, a medida que fui calmándome, un piadoso sentimiento para con la inválida y desprotegida muchacha nació dentro mío. Me acerqué con mucho cuidado, el deseo de reconciliarme con ella crecía velozmente en mi interior. Me agaché a pocos centímetros de mi propia y extraña imagen, tan cerca que casi podíamos volver a fundirnos en la única persona que nunca deberíamos haber dejado de ser.
Con esta certeza recién adquirida, pude incorporar la idea de una pacificación entre ambas, y tal noción me reconfortó plenamente. Y en esa novedosa premonición de una futura unión que implicaba también la reconciliación con mi antiguo ayer, concilié el más profundo sueño.


Banda de sonido: Fusión - Jorge Drexler

4 comentarios:

  1. No me resultó triste, si no impactante! Verte ir, verte quedar...


    Abraxos nena!

    ResponderEliminar
  2. La union entre ambas, buena convinacion, no????

    besotes de esta peke.

    pd. te espero por mi rincon con una taza de cafe, si gustas...

    ResponderEliminar
  3. Bel!, que lindo que hayas sentido eso!!

    Peke, bienvenida, la unión entre ambas es imprescindible...

    ResponderEliminar