24 de agosto de 2009

Changes


Mis aventuras nocturnas eran difíciles de entender, y como consecuencia de ellas mi vida solar se redujo al mínimo indispensable, continué con mis tratamientos convencionales ya que quería combinar lo mejor de ambas partes para así obtener una mejor y rápida solución.
Al trasnochar prácticamente a diario, disminuí los encuentros con Marcelo (quién llevaba una vida de horarios laborales normales) al mínimo sin poder explicarle con exactitud los motivos de mis ojeras, mi cansancio y mi permanente somnolencia. Afortunadamente él confiaba ciegamente en mí y no insistió en ahondar sobre los detalles de este cambio radical en mi conducta, simplemente se conformó con un par de evasivas y aceptó esta nueva situación sin más que una tibia resistencia que no me costó vencer.
Claro que el mentirle me provocaba cierta incomodidad pero no veía la forma racional de expresar con palabras lo que me sucedía en la intimidad de la madrugada y menos que alguien externo a mí pudiera entenderlo. Además todavía creía que debía priorizar mi individualidad y no me sentía lo suficientemente fuerte para abrir mi corazón a nadie.
Seguí teniendo recuerdos incongruentes y me encontré en innumerables ocasiones frente a un callejón sin salida. La paz de la noche contrastaba violentamente con las frustrantes sesiones del día. Debí mantenerme fuertemente enfocada para no abandonar definitivamente toda actividad diurna y abocarme sólo al placer causado por el estático silencio nocturno.
Pese a mis esfuerzos, mi concentración no duró mucho y finalmente, después de chocar una y otra vez con imágenes infructuosas y sin sentido, en un ataque de furia incontenible abandoné las terapias para encerrarme en la mayor soledad posible. Restaba aún resolver la situación práctica que me permitiera llevar a cabo una clase de retiro espiritual, sólo que en lugar de retirarme a rezar yo quería aislarme para profundizar mi contacto lunar.
Evalué en un breve momento de profunda inconciencia la posibilidad de simplemente dejar la comodidad de mi hogar y transformarme en una especie de vagabunda, pero tan fugazmente como llegó a mi mente, deseché esa idea y siguió su camino hasta desaparecer. Intenté pensar diferentes alternativas para llevar adelante mi plan, pero todas caían infructuosamente en la nada por numerosas y concretas imposibilidades. Evidentemente no estaba lista para ser independiente y valerme por mí misma. Pero necesitaba el cambio, era imperioso irme a otro lado y aislarme del mundo.
Una vez más debí solicitar su auxilio.

4 comentarios:

  1. "... y la noche es testigo de esta inmensa locura..."

    -eso pensé apenas concluida la lectura- :P

    Ahhh!! Q dificil aceptar cdo uno no puede solo, eh!!

    Lo q t decia capitulos atras... uno se siente un inutil, pero pasa, y mejor bajarse del pony y dejarnos ayudar...

    Es bueno darse cuenta de eso. El "cambio" no solo es necesario, en algunos casos es urgente ;)

    Un besote!

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  2. A quién esta vez Luna?? Contanos por favor!

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  3. Por favor, redactás extremadamente bien!

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  4. Andreita, me gustó eso de que me digas tu pensamiento al finalizar la lectura!!! Hace al blog interactivo!!

    Soli, pero paciencia mujer!! Igual no es tan difícil, no hay muchos candidatos, o no???

    Almendra, gracias!!!!!!!!!!!

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